En nuestras épocas de médicos residentes siempre estaba latente la idea de desarrollar algún trabajo científico original. Cuando lo comentábamos con nuestro Jefe de servicio nos decía “busquen publicaciones en los referentes clásicos, puede haber antecedentes sobre el tema”. En general siempre había registros que claramente ponían en duda la presunta originalidad, casi todos los desarrollos encontrados se basaban en presentaciones anteriores similares.
Conversando con mi hijo sobre el tema, me refería conceptos que se manejan en el mundo de la Arquitectura que perfectamente se pueden incorporar a nuestro pensar en el equipo de salud. «Lo que sabemos hoy, lo que inventamos hoy, tomó como material lo que se supo ayer, lo que se inventó ayer. Todo proceso de creación de algo requiere algún tipo de material de base. En el caso de las ideas y los conceptos, esos materiales son otras ideas y conceptos, experiencias previas, datos relevados, información, análisis, etc. A raíz de esto, nada es del todo “original”, todo tiene algún tipo de antecedente de donde proviene, de donde se nutre”.
En general decimos que la Simulación es “la estrategia didáctica actual”, pero no como algo original, sino como alternativa pensando en las dificultades para cumplimentar el entrenamiento en la realidad, junto al paciente, sobre un avión ó merced a un misil. Hace unos días un compañero de Pyramides, el Dr. Guillermo Cubelli me acercó esta información que considera referencial para comenzar este relato.
“Simulación para la salud desde siglo XVIII, la máquina para simular partos de Madame Coudray”.
En 1759, un carruaje tirado por caballos recorría toda Francia, a bordo una mujer encargada de luchar contra la despoblación del país. En ese tiempo, una de cada diez mujeres embarazadas, perdían la vida en el momento de dar a luz. Angelique Marguerite le Boursier su Coudray, nacida en una familia de médicos, había completado su formación académica en 1740 y ejercido de partera durante 16 años. En 1754 regresó a su Auvernia natal para impartir cursos a las matronas del lugar. Para hacer prácticos los cursos, inventó un maniquí de madera, cartón, tela y algodón, que reproducía a tamaño natural la pelvis de una mujer.
El Rey Luis XV le concedió en 1759 un diploma, una pensión y le encomendó la tarea de enseñar pueblo por pueblo, sobre como minimizar los riesgos de un parto. Recorrió durante 25 años, 40 ciudades y zonas rurales de Francia, explicando todo lo que aún se desconocía sobre el embarazo y el parto, ella salvo miles de vidas, gracias a sus conocimientos y al útero de trapo del que se valía para instruir a las Mujeres. Fue autora del «Abrege de l’Art des Accouchements». (Compendio del Arte de dar a luz), sobre la importancia de la higiene y los cuidados al recién nacido y la madre. «LA MAQUINA». Como la bautizaron, corresponde a la pelvis de una Mujer con un niño a tamaño real en su interior, el que se podía sacar para demostraciones, también tuvo variaciones, como la de gemelos en el útero. Estaba hecha de lana y cuero color rosa, tratando de imitar la anatomía de la mujer. La conocimos parcialmente durante una conferencia de Augusto Scalabrini Neto en nuestro Hospital. Esto nos demuestra que es clave entender que se construye sobre lo que ya existe en la historia. El avance tecnológico y modernos modelos pedagógicos han permitido avanzar con la simulación y lograr impacto en la formación de los equipos. No tengo dudas que Madame Coudray hubiera disfrutado al máximo los actuales simuladores de parto de alta fidelidad.
Las referencias a la historia de la simulación como herramienta de cambio en el entrenamiento del equipo de salud, comienzan con la presentación en septiembre de 1960 de la muñeca diseñada por Asmund Laerdal en colaboración con Peter Safar y Bjorn Lind, llamada Resusci Anne. En 1969 se crea en la Universidad Southern de California (Abrahamson y colab.) el primer simulador de anestesia. En 1986 se desarrolla en las Universidades de Stanford y Florida (Gaba) un simulador a escala real.
En 1990 se presenta la simulación con maniquíes con avances tecnológicos. Cuando se habla de paciente estandarizado o simulado se debe hacer referencia a los conocidos “moulages” de cursos americanos como el ATLS y ACLS entre otros y en nuestro medio del curso MIATRA, también de la década del 90 hasta la actualidad.
Se cuenta que en la aviación todo comenzó en 1930 con un médico español que simulaba el habitáculo de un avión con una silla para evaluar la agudeza visual y la rapidez de las decisiones al seguir un haz de luz. El camino prosiguió con la carrera espacial y hoy un piloto es habilitado a una aeronave realizando su formación en un simulador 4D. Mas difícil de domar que el avión mismo, les aseguro. Newton decía “Si he visto más lejos, es poniéndome sobre los hombros de gigantes”. La simulación de la realidad ha ido escalando como metodología en muchas industrias y organizaciones complejas. La aviación, la industria militar, la geopolítica, la medicina y hasta el mundo de las finanzas entrena hoy con modelos simulados. ¿pero, qué marca la diferencia, qué hace que se saque mayor provecho a estos intentos de enfrentar a sujetos y equipos a situaciones cuasi reales?
Las diferentes herramientas de los factores humanos, como modelos de comunicación, determinación del ritmo y profundidad de las diferentes acciones y su evaluación y seguimiento, la práctica de tareas en equipo, y la incorporación de las limitaciones humanas han visto incrementada su importancia en la obtención de los mejores productos, al punto que hoy requieren una observación al menos parcial en algunos modelos y con sesiones específicas de estos temas en otras como la aviación y la seguridad militar.
El conocimiento de estas metodologías hacen mas verosímiles las sesiones de realidad simulada y por ende las acercan aún mas a su objetivo final que es sin duda entrenar para hechos de la vida real.
En conclusión, el proceso de crear en un amplio espectro es complejo y está atravesado por la realidad en la que se inserta. Lo que a uno le resulta original lo es porque se diferencia de lo que lo rodea, no porque tenga un origen diferente a las demás cosas y no algo independiente y abstracto, propiedad exclusiva de los genios.