Editoriales

Experiencia de entrenamiento en Factores Humanos y CRM en Simulación en el Centro de Simulación del Hospital El Cruce (SESIM-HEC) y el Hospital Universitario de Simulación Clínica de la Unaj.(HUSIC)

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La concientización y entrenamiento en Factores Humanos (FH) y Crisis Resource Management (CRM) en Simulación Clínica.

Si bien está claramente demostrado que las habilidades no técnicas se encuentran involucradas entre el 80 y 85 % de los eventos adversos en distintas actividades que se relacionan con sistemas complejos como el transporte, las industrias energéticas y  la atención de la salud, los esfuerzos por incluir esta temática en los programas formativos en salud han sido erráticos, superficiales y con poco impacto en la atención que se brinda a los pacientes. Las estadísticas volcadas en la 74° Asamblea Mundial de la Salud 2021- World Health Asocciation Global Patient Safety Action sobre daño médico así lo demuestran. *Uno de cada diez pacientes sufrirán las consecuencias de un aspecto relacionado con las habilidades no técnicas que afectan el  desempeño de los integrantes del equipo que los asiste*.

La simulación clínica que ha evolucionado mucho los últimos 10 años en nuestro país no es ajena a esa dificultad, ya que en muchos casos se prioriza la correcta aplicación de los contenidos teórico técnicos de los protocolos sin prestar suficiente atención a las esferas humanas que afectan el desempeño que en la vida real.

Desde fines del año 2022 fuí convocado por el Dr. José Luis de Echave para comenzar a trabajar en dos Centros de Simulación, el del Hospital El Cruce ,SESIM-HEC y el HUSIC en la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ) con el objetivo concreto de concientizar y entrenar en FH y CRM.

Diseñamos e  iniciamos un programa para instructores y facilitadores en simulación clínica sobre las habilidades no técnicas: la comunicación,  liderazgo y trabajo en equipo, el proceso de tomar decisiones y la gestión de las limitaciones del desempeño como por ejemplo la fatiga y el manejo del estrés. Los efectos negativos de estas limitaciones en las prestaciones son muchas veces menospreciados por los operadores.

Reformulamos los contenidos y formato de la materia Recursos Humanos en la Tecnicatura Superior  de Emergencias y Desastres de la UNAJ destinadas en 2023 a 80 alumnos, en dos comisiones presenciales y una virtual a lo largo de 16 reuniones en un cuatrimestre  con los  contenidos arriba mencionados. Cada clase se transformó en un taller interactivo con los alumnos que participaron de manera muy activa y aceptaron la temática de manera concluyente.

Otra propuesta  consistió en algunas charlas teóricas con los distintos instructores y facilitadores. También asistimos como observadores en algunas de las sesiones de simulación cotidianas del mismo identificando los aspectos específicos de FH y CRM.

Paralelamente publicamos en México un trabajo científico sobre los métodos de evaluación de las Habilidades no técnicas, (pobremente denominadas blandas a nuestro criterio) en las sesiones de simulación. Se analizaron las escalas de observación como de Otawa, su traducción al español y adecuación a la parte latina del mundo.

En ocasión del Congreso Internacional de Simulación Clínica del 7 y 8 de agosto de 2023.CCK organizado por la ReNaSIC (Red Nacional de Simulación Clínica) se realizaron escenarios simulados en vivo por instructores del HEC enfatizando las habilidades no técnicas en un workshop  frente a 90 concurrentes. Posteriormente se facilitó un debate sobre la importancia de integrar, como ocurre en la realidad, lo técnico y lo no técnico.

En el último cuatrimestre del 2023, comenzamos la construcción de una videoteca específica de FH y CRM. Estos aspectos se insertaron en casos que habitualmente ocurren en la recepción inicial de pacientes en una guardia de emergencias médicas. En los guiones se mezclaron con las acciones técnicas requeridas por cada caso, distintos disparadores de FH y CRM que el personal actuante interpretaba. En el diseño de los escenarios se tuvo en cuenta la fidelidad ambiental y conceptual con la vivencia real y cotidiana.

Las filmaciones se llevaron adelante con el personal de ambos centros y la colaboración de equipos externos. Cada escenario se programó  para una duración máxima de 7  minutos

Una vez culminada la tarea de edición de los primeros 3 videos, se realizó un taller en el HUSIC con 40  profesionales de distintas disciplinas de salud, relacionados con la simulación clínica desde distintos roles,  denominado “Habilidades no técnicas en simulación”. Se proyectaron los mismos y se coordinó una discusión enfocada en lo observado, su verosimilitud y realismo y su potencial como herramienta de entrenamiento.

La Sta. Gabriela de Echave  tuvo a cargo la dirección de todas las filmaciones mencionadas  y quiero resaltar la calidad y del impecable trabajo desarrollado.

Parte de esta experiencia fílmica  fue presentada en un Webinar durante las Jornadas Aniversario del HUSIC,  el 1ro de noviembre de 2023.

El proyecto incluye continuar la construcción de la videoteca con 9 videos más y la posibilidad de incluir este material de manera transversal a las carreras formativas de los distintos componentes del equipo de Salud.

Durante el presente año, ofreceremos una Diplomatura Superior de FH y CRM en la UNAJ.

Estamos convencidos que la simulación puede ser un instrumento extraordinario de entrenamiento también con las temáticas vinculadas con los FH y el CRM. La integración de ambos aspectos, como ocurre en la vida real, debería ser el esqueleto óptimo de cualquier escenario clínico simulado.

Es importante avanzar en el planteo de una transformación estructural en el entrenamiento y actualización del equipo de salud, e incluir todos estos contenidos en los programas formativos de los distintos niveles del equipo sanitario. La simulación es una estrategia docente muy interesante y una de las claves de su eficacia está en escoger objetivos adecuados integrados a los programas docentes con práctica basada en eventos verosímiles y que se asemejen lo más posible a los contextos reales de la atención de la salud.

Finalmente, quiero agradecer a todo el personal de ambos Centros de Simulación, El SISEM HEC y el HUSIC por la recepción que recibí y su excelente predisposición, colaboración  y compromiso para las tareas descriptas y en especial al Dr. de Echave por compartir el interés por esta temática y abrirnos las puertas a este apasionante camino.

Confiamos poder seguir adelante con estas actividades, que son parte de un proceso que será mas productivo cuando se transforme en permanente, continuo y deje de ser una rareza innovadora y atractiva, y por ende desintegrada de la realidad.

Hasta la próxima

Marcelo Muro

El entrenamiento de los protocolos debe incluir las habiidades no técnicas

Factores Humanos, CRM y Habilidades no técnicas.

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Me han preguntado muchas veces: ¿ Marcelo a qué se dedican ustedes? ¿ Qué es esto de los factores humanos? Es lo mismo que el CRM? ¿ De qué se tratan las habilidades blandas?

Es muy interesante para aquellos que hemos convivido con el inicio de la perspectiva de los Factores Humanos en la actividad aeronaútica, en los 80, su instalación en la industria aeronaútica y su devenir en la gestión de de la seguridad, observar cómo se ha ido difundiendo a otras industrias comparten la condición de sistemas complejos de alto riesgo, hoy denominados de alta confiabilidad. Y justamente podemos identificar algunos de los mismos escollos que enfrentamos hace casi 50 años en este proceso: confusión de conceptos y objetivos, falta de medición de los procesos observados y sobre todo una gran dificultad para gestionar los contextos y las limitaciones para el desempeño, en muchas ocasiones por simplemente copiar y pegar conceptos y herramientas, suponiendo que una transculturalización a lo polaroid, aseguraría los resultados obtenidos en la industria de origen.

Por ello es importante definir claramente todas estas herramientas y los efectos esperables de sus aplicaciones.

Los Factores Humanos fueron definidos en el Manual de Instrucción de Factores Humanos de la Organización de Aviación Civil Internacional como una multidisciplina que se ocuparía del desempeño humano, los contextos operativos y las limitaciones que lo degradan. ( Manual instrucción de Factores humanos 1989)

 En el Doc.10351 Manual on Human Performance for regulators. ICAO 2021 la misma organización describe que los Factores Humanos se ocupan de la aplicación de lo que sabemos sobre los  seres humanos, sus habilidades, características y limitaciones, al diseño de los equipos (sistemas) que utilizan, los entornos en los que funcionan y los trabajos que realizan.

Al analizar que los eventos adversos en Aviación no se habían reducido como se esperaba con las correcciones de diseño y mantenimiento, el foco de estudio pasó al error humano. Fue entonces que desde la Nasa ( National Airspace Asocciation) primero y luego extendido a investigaciones en distintas instituciones vinculadas con la aviación se comenzó a ofrecer una herramienta de instrucción que en aquella época buscaba eliminar los errores.Se llamó CRM. La C original era Captain Resource Management, gestión de los recursos del Capitán, ya que muchas misiones espaciales o vuelos de prueba eran desarrolladas por un tripulante o creían que de la mano de la estructura piramidal jerárquica era suficiente entrenar al Jefe. Esta C fué variando con el tiempo y pasó por COCKPIT; CREW, COMPANY y COMPLETE en lo que se ha llamado generaciones del CRM.

La adaptación de este recurso formativo en el inicio del siglo para las ciencias de la Salud, la C migró a CRISIS , ideado por los anestesistas en Escocia para resolver situaciones inesperadas en quirófano. Este mismo colectivo, denominó a las habilidades no técnicas ( comunicación, Conciencia situacional, Toma de decisiones, Liderazgo y trabajo en equipo, manejo de las limitaciones) como blandas, por contrastarlas con la educación técnica, dura y cientificista tradicional. Creemos importante aclarar que junto con otros autores que discrepamos sobre llamarlas blandas porque en todas las series estadísticas de investigación de industrias de alta complejidad intervienen entre el 70 y  80% de los eventos adversos observados desde entonces y hasta la actualidad. ¿ Cuál fue el beneficio de los Factores Humanos?: si bien se mantiene el porcentaje de influencia de los errores o desvíos en los eventos, la cantidad de lso mismos se ha disminuido en la aviación para transformarla en lo que se llama industria ultrasegura.

Factores humanos es una multidisciplina que investiga la actuación humana, los diseños operativos, los contextos y las situaciones que las limitan en tanto que el CRM es en cualquiera de sus generaciones un modelo de instrucción que busca, en la actualidad postponer, atrapar, desarmar el impacto de los errores.

Muchos de los programas formativos en los que se intenta insertar el CRM carecen de conocimientos de Factores humanos en general y lo que es peor aún, no son procesos continuos, por el contrario son  cursos , seminarios u otros intentos aislados de las realidades habituales de acción profesional. Se realizan cortes cronológicos, fotos instantáneas que en vez de ayudar a comprender los procesos que brindan información muy rica en cuanto a los riesgos, los disecan y separan de manera tal que se torna difícil reconstruirlos y por ende proyectarlos en medidas serias que optimicen la seguridad de las actividades.

Justamente a eso nos dedicamos, al estudio integral de los procesos desde los Factores Humanos para entender los sitios vulnerables que facilitan el error, y de esa manera generar acciones que se consoliden en el tiempo, concientes que cambiar las costumbres operativas, incluso las derivas de lo esperado requieren acciones permantentes,  procesos continuos y aún así son difíciles de modificar.

Atento a esto, es que en cualquier optimización de programas, procesos u operaciones ofrecemos dispositivos de entrenamientos que en su conjunto aporten herramientas de las esferas humanas mas comprometidas y elementos de evaluación en el tiempo, que permiten acercarnos a los resultados logrados en aquellas organizaciones donde se inición esta historia

Nos volvemos a encontrar.

Marcelo

 

 

Factores Humanos y Optimización del Plan de Respuesta a Emergencias: la Experiencia Aluar

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A lo largo del año 2023 Pyrámides RA fue contratada por la Empresa Aluar para iniciar un Programa de optimización de su Plan de Respuesta a Emergencias , incorporando el entrenamiento en las esferas de los Factores Humanos.

A lo largo de 10 encuentros recorrimos en conjunto con un auditorio conformado de manera multidisciplinaria: (bomberos, brigadistas, médicos, enfermeros, coordinadores operativos de los distintos turnos, responsables del plan etc….) distintas estrategias enfocadas en el aprovechamiento eficaz de la comunicación en momentos de crisis, los mecanismos para conocer la realidad y tomar decisiones dinámicas, el reconocimiento de los sesgos mas comunes en esos sucesos, ejercicios de cognición compartida y liderazgo de los equipos de trabajo aplicados a la actualización, difusión y optimización del plan de respuesta a las emergencias mas frecuentes en la organización.

La experiencia fué sumamente productiva y enriquecedora de acuerdo al 96% de las encuestas contestadas por los mas de 80 participantes. También lo fué para los facilitadores e instructores de Pyrámides RA: Cristina Lozano, Carolina Sabio Paz, José de Echave, Juan Muro, y Marcelo Muro. Las fortalezas más importantes del Programa fueron: el elevado nivel de participación de los cursistas, la transversalidad en la conformación de los equipos y el compromiso mostrado en todo momento por los responsables de los sectores con un involucramiento propio de líderes dinámicos, hoy indispensable.

Las actividades contaron desde el inicio con una carga práctica de aproximadamente un 40% culminando en el último módulo con un ejercicio integral de respuesta frente a un supuesto suceso con 10 víctimas.

En nuestro informe final fueron  fundamentados en profundidad los conceptos más arriba mencionados y se enfatizó en la conveniencia de fomentar el desarrollo de procesos continuos de entrenamiento para asentar los conocimientos y basicamente poner en práctica aquellos dispositivos y procedimientos aplicables a sucesos que erróneamente se cree nunca ocurrirán.

Queremos agradecer a las autoridades de Aluar por habernos convocado nuevamente este año 2024 pero fundamentalmente a todos los participantes en el Programa descripto por sus activas actuaciones y colaboración con el Programa.

Hasta pronto…….

Marcelo Muro

 

 

 

 

 

 

Educación en Cs de la Salud

Educación en Ciencias de la Salud

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Educación en ciencias de la salud: la construcción de los objetos simbólicos de la medicina sin contenido humanístico

Dr. Guillermo Rubén Cubelli

  • Médico Cirujano, Doctor en Salud Pública
  • Docente Adscripto de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires
  • Director de la Carrera de Instrumentación Quirúrgica de la Universidad Maimónides
  • Profesor Titular de la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES)
  • Profesor Invitado del Centro Universitario del Sur, Universidad de Guadalajara, México.

La literatura universal ha sido teñida con temas médicos. Algunos títulos se han hecho populares a través del tiempo: “Sinuhé, el egipcio”, de Mika Waltari; “El Médico”, de Noah Gordon; el imperdible clásico de Thomas Browne: “La Religión del Médico”, publicado en 1642, entre otros. Es rica además la producción de ensayos sobre cuestiones de la medicina tomada desde otras disciplinas, a veces muy críticos, como los producidos por Illich o Foucault.

También existen, y son de interés para nuestro análisis, textos que reflejan la percepción que el paciente tiene acerca del equipo de salud. Quizá el más conocido sea el de Mario Testa, de 1993: “El hospital visto desde la cama del paciente”, en el que este reconocido sanitarista relata cómo vive las circunstancias de su internación a la espera de la colocación de un marcapasos definitivo. Allí menciona lo que ha sido para él la “larga, inquietante y temible noche hospitalaria”, con ruidos, voces, alarmas, la pérdida de la noción del tiempo. Cuando es abordado por profesionales “deduce” que son médicos, ya que ninguno lo mira ni le dirige la palabra. Vive la incertidumbre de lo que ocurrirá día tras día, se siente un pez, se lo despierta de madrugada para hacerse estudios. Todo alimenta una terrible sensación de indefensión.

Podríamos aducir que, al ser una experiencia personal, no permite conclusiones generales. Pero ¿Qué ocurre cuando esas mismas percepciones son llevadas al plano de la literatura en distintas épocas y escenarios? ¿No nos hablan acaso de una verdad arraigada en el colectivo?

En 1885 León Tolstoi (1828-1910) comienza la escritura de lo que estaba por llamarse “La muerte de un juez”, y termina siendo “La muerte de Iván Ilitch”(13). Este personaje es un joven funcionario judicial ruso que, mudarse a su nuevo departamento le gana la impaciencia, y se pone a hacer las decoraciones. Un día, mostrándole al tapicero cómo quería que colgasen las cortinas, sufre una caída de la escalera y se golpea “el costado” de un modo aparentemente inocuo. Pero, con el correr de los días, comienza a sentir síntomas que, lejos de mejorar o desaparecer, se van haciendo cada vez más pronunciados. Cuando decide al fin consultar al médico relata detalladamente sus percepciones como paciente.

Iván se encuentra con un profesional que actúa una comedia con un libreto rígido, tal como lo hace él en el tribunal. Las preguntas del paciente no hallan respuesta, el médico determina qué debe saber y qué no, ni siquiera aclara la duda de si su mal es grave. Al igual que Testa, el personaje de Tolstoi es objeto y no sujeto de la atención médica.

Esa fue la Rusia del siglo XVIII. Pero podemos indagar en la Europa del siglo XX, y hallar, en páginas de Julio Cortázar, publicadas póstumamente en sus “Papeles Inesperados” unos relatos muy ricos acerca de un paciente internado. En ellos, con puntos de contacto muy estrechos con los escritos antes mencionados, se hace hincapié en el tema del tiempo y las diferencias entre el que vive el padeciente y “el de ahí afuera”, cómo se ingresa a otra dimensión y se lo quita al enfermo de su ritmo habitual. Llega a preguntarse: “¿Acaso ese dolor hace que algunos tardemos en mejorar..?”

Cuando es visitado por el “séquito” de médicos recibe exactamente el mismo trato distante y anónimo que Ilicth y Testa, y también sufre la “imposibilidad de decirle al médico lo que era necesario decir…”

La lectura de estas obras dan, al ojo analítico, una idea de la percepción de los pacientes a través del tiempo y más allá del lugar, con respecto a la relación entre médico (siempre refiriéndonos a todo miembro del equipo de salud, aunque, es justo hacer la salvedad de que en ellos la imagen del personal de enfermería está muy por encima de la del médico) y paciente o, como diría el maestro Pedro Laín Entralgo, entre médico y enfermo, y entre éste y la institución de salud.

La pregunta que surge ahora, como preocupación, es, para no quedar en lo simplemente descriptivo, ¿por qué? ¿Qué hace que, a través de décadas por lo menos, se mantenga este tipo de relación, qué lleva a esta percepción por parte del paciente, quien debería ser el centro de atención, sujeto de la asistencia médica, y no simple objeto de esta?

Es nuestra hipótesis que la respuesta se halla en la formación del recurso humano en ciencias de la salud, y que el punto de quiebre del enfoque de la educación médica se produce fundamentalmente en el siglo XIX, cuando comienza la era de las etiologías con el avance de la microscopía, con Lister, Pasteur, Koch y se establecen las bases de la cadena epidemiológica: agente, huésped, medio.

A partir de allí es, en nuestra opinión, que comienza la formación “biologista” de las ciencias médicas y se dejan de lado los enfoques más humanísticos, limitados o no en sus concepciones, de siglos anteriores. El concepto de la enfermedad como entidad puramente biológica subyace en todo el proceso de educación, sin dejar de lado, por supuesto, esfuerzos disgregados por superar esta base epistemológica. Toda formación en ciencias de la salud comienza por la anatomía y la histología, para continuarse a través del resto de las ciencias básicas. Se construye a través del ser biológico todo el discurso médico.

El mismo, más adelante, pasará a expresarse en el único documento reconocido de la relación con el paciente: la historia clínica. La misma, para gozar de validez, deberá ser escrita en determinado orden, y reflejar las dolencias del paciente traducidas al idioma de la medicina, del modo en que deberá ser presentado en un pase de sala o ateneo.

El enfermo nos transmitirá la vivencia de lo que le ocurre, lo que ha sentido y lo que siente, sus dudas y angustias, lo que cada signo y síntoma es para él. El profesional de la salud lo transcribirá al lenguaje legal de la especialidad. Un paciente nos relata que ha sentido un dolor opresivo en el pecho, como si un elefante lo estuviese pisando, acompañado de angustia, de una sensación de que se estaba muriendo, lo que lo mantiene con un temor hasta entonces desconocido, más que por él, por sus seres queridos, angustiado por el presente y el futuro. En su historia clínica dirá: dolor precordial opresivo con sensación de muerte inminente. De la percepción del paciente no hay nada que pueda interesarnos como científicos.

Podríamos preguntarnos ¿significará lo mismo ese dolor para un sujeto cuyos padres y abuelos murieron en avanzada edad, por el desgaste biológico de sus parénquimas que para otro cuyo padre y abuelo fallecieron por cuadros coronarios a temprana edad? Dónde consignaremos esa percepción en la historia clínica… quizá simplemente como “antecedentes familiares de enfermedad coronaria”.

¿Estamos formando profesionales de la salud para asistir “pacientes”: los que padecen o “enfermos”: lo que nuestra ciencia y el objeto que construimos como enfermedad determinan que son? El punto a investigar es, entonces cómo construye la medicina sus objetos simbólicos, ya que sobre ellos se transforma a una persona en un profesional de la salud.

Nadie incorporó en la “currícula” de quienes asistieron a nuestros sufrientes de los textos el aprendizaje sobre habilidades no técnicas con las que desarrollar, entre otras cosas, una correcta conciencia de situación y generar la empatía que ninguno de los tres pudo encontrar.

Pero, como dijimos, la formación del equipo de salud tuvo como centro el cuerpo, el ser biológico, sobre el que construirá su objeto de estudio. ¿Y si la educación comenzara por la persona? ¿Y si devolviéramos las ciencias de la salud al área de las humanidades? ¿Aceptará alguna Universidad el desafío?

Una pregunta que hacemos a nuestros estudiantes es si, una vez graduados, serán científicos que atienen humanos, lo que los convertirá seguramente en excelentes técnicos; o serán humanistas que aplican una ciencia, y entonces serán excelentes profesionales de la salud, porque habrán retornado al humanismo, poniendo en el centro al hombre-humanidad, no sólo el cuerpo de un ser puramente biológico. Ningún “médico” en el sentido más amplio del término será un buen profesional si no es primero una buena persona y, después, un humanista. Éste es el único que no podrá ser reemplazado jamás por un ordenador o un robot.

En los textos que analizamos ¿cuál es el lugar del paciente? ¿Está en el centro de la atención, o la institución de consulta o internación se pone ella misma en el centro y el paciente es quien debe adaptarse a sus necesidades? Y, entonces, los horarios de estudios, visita, limpieza, las necesidades del personal, todo será prioritario con respecto a aquello que el paciente requiere y que no siempre demanda. Incluso esa brevedad del horario de visita, que es recalcado por Cortázar, y tan dispar, en nuestro medio, entre lo público y lo privado. Lo cómodo para la institución no contempla lo que ese lapso es para el paciente y su evolución. Los estudios que abordan este tema reflejan lo insuficiente de los horarios de visita en la percepción de pacientes y familiares, como ejemplo, el de Venuti y col. a familiares de pacientes internados en unidades de cuidados críticos.

¿Y la educación en ciencias de la salud qué pone en el centro: lo humano en todas sus dimensiones, las herramientas de la ciencia o el cuerpo biológico que, si bien es también obviamente humano, es sólo una parte del ser? Ya hemos visto, a través de por dónde comienza ese conocimiento, y de cómo se va conformando el discurso de la medicina, que “lo humano” como totalidad está dejado de lado, y el centro es la ciencia misma y su relación con el cuerpo biológico.

El paciente pasa a ser un “enfermo”, y es objeto de nuestra ciencia, cuando en realidad, debe ser sujeto de la misma, como Lacan afirmara en “La ciencia y la verdad”, con su sentencia de que el humano es siempre sujeto de la ciencia.

Cómo podremos superar esta instancia: consideramos que un punto muy importante es modificar las “currículas” de las ciencias de salud, comenzando su estudio por los contenidos humanísticos, en cantidad suficiente de horas y densidad didáctica como para formar en los mismos, y no solamente informar someramente, y continuando con la capacitación en factores humanos, abordando temas que en general no están presentes, como habilidades no técnicas, alerta situacional, toma de decisiones, liderazgo y trabajo en equipo y otros, que permitan poner en práctica con mayor eficacia la capacitación humanística.

 

Gestión e Innovación

Gestión e Innovación: Desafíos esenciales en estos tiempos para quienes trabajan en Salud

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¿Por qué ocuparme de la “gestión”? ¿Qué me aporta? ¿Es necesario innovar?
¿Cómo hacerlo?

Gestión implica conocer el entorno, conceptualizarlo y a partir de allí generar
las directrices estratégicas. La gestión requiere que la administración contribuya
a la organización interna. Ambas (gestión y administración) tienen una relación
estrecha, y juntas hacen que las empresas (organismos sociales productivos),
aprovechen sus recursos con eficiencia y logren sus objetivos con eficacia.
La administración es la disciplina que estudia la eficacia, eficiencia y efectividad
de las empresas (también los podemos llamar organismos sociales productivos),
por medio de la aplicación del proceso administrativo planear, organizar,
integrar, dirigir y controlar.

La fase mecánica o estructural del proceso administrativo abarca la
planeación y la organización.
La fase dinámica u operativa comprende: la integración, dirección o
ejecución y el control.

Ambas fases aportan los principios de administración que fueron ya lo
suficientemente comprobados y que hacen que la empresa sea competitiva y
son muy útiles para minimizar el margen de errores.
Como vemos la gestión o gerencia es un proceso intelectual, creativo que le
permite a quien gestiona, conduce una organización, siempre que se encuentre
preparado (que cuente con los conocimientos y competencias laborales,
gerenciales necesarias), conducir un organismo social productivo como es por
ejemplo un centro de salud; y adaptarlo a las circunstancias permanentemente
cambiantes del entorno en el que opera.
Esto requiere de quienes gestionan los centros que implementen políticas y
estrategias de largo plazo útiles en guiar a dichos centros y adaptarlos a los
cambios. La gestión se ocupa de alinear cada recurso empleado (capital,
económico, humano, tecnológico, social) en la misma dirección y con
propósitos comunes (coordinación y aprovechamiento de recursos), para que
no existan conflictos por visiones diferentes. La gestión se ocupa entonces de
que la visión sea compartida y motivadora de la acción para los recursos
humanos que trabajan en la organización.
Como decía P. Drucker: “En un sistema económico de competencia, la calidad
y el desempeño de los gerentes determinan el éxito de un negocio, e inclusive
su supervivencia, porque constituye la única ventaja que puede tener una
empresa”.

Se dice que la gestión es un proceso intelectual porque es necesario reflexionar,
pensar de modo crítico y requiere un de análisis de la acción ante un
medioambiente cambiante en el que se encuentran insertos las empresas
(sistemas sociales abiertos); porque como organismo social productivo su

quehacer se relaciona con la economía y el marco legal, cultural y social de la
sociedad.

Era del conocimiento

Peter Drucker expresó que “el conocimiento es el negocio de los negocios, y por
tanto, la gestión de una empresa en realidad debe denominarse gestión del
conocimiento”. “La gestión del conocimiento tiene por objetivo expresar, en un
sistema administrativo, informático y de negocios, todo lo que es valioso para la
empresa, sus productos, servicios, clientes y proveedores, que le permiten
desarrollarse y fundamentar sus principales decisiones, planes y estrategias”.
En la era del conocimiento, los recursos humanos cada vez más aportan su
capacidad creativa en la actividad laboral. El trabajador del conocimiento se
focaliza en la eficiencia, aprende y crea; colaboran con él las tecnologías de la
información y comunicación. El conocimiento: “saber” es la fundamentación o
cimiento de las decisiones y también lo es de la gerencia o gestión.
Con el “saber” el trabajador del conocimiento trabajando en equipos
integrados comienza a dar sentido a datos y a generar información que le
permite descubrir un “modo de hacer las cosas distinto”, comienza un “saber
hacer” diferente.

En un mundo globalizado como en el que vivimos con los avances de la ciencia
y los adelantos exponenciales de la tecnología podemos decir que estamos
ante un cambio de paradigma.
La gestión y la administración en la era del conocimiento son el capital
intelectual que genera conocimiento productivo, es decir, innovación, que es
el factor estratégico. Joseph A. Schumpeter “La innovación es el motor del
crecimiento económico, es necesaria para que la economía se dinamice”.
Como vemos en esta apretada síntesis, el pensamiento administrativo se
renueva permanentemente, quien gestione como profesional se debe
capacitar durante toda su vida porque es necesario desarrollar un pensamiento
gerencial sólido y lo suficientemente flexible para entender las circunstancias de
la organización en determinado momento, y del entorno económico y social en
el que participa. Es esencial pues trabajar en la creación de talento directivo
apoyado en la ética y la responsabilidad social de la gestión y administración
de las empresas.

Cambios en las organizaciones

Dado que cada organización tiene su cultura que la identifica, es esencial
trabajar estrategias de desarrollo organizacional (DO)que permitan viabilizar
los cambios de actitudes de los recursos humanos que integran la
organización; solo así se pueden alcanzar los resultados deseados. Esto
requiere del trabajo en factores humanos en sistemas sociales abiertos como lo
son las organizaciones sanitarias, cuyo recurso más preciado es el recurso
humano que es el alma de toda organización.

Gestión de Riesgo

Gestión de Riesgos en Sistemas Complejos

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En un mundo que ha cambiado y que requiere replantearse los modelos, fundamentos y
estrategias que dieron nacimiento a nuestra disciplina científica de la seguridad
operacional y la gestión de riesgos, bienvenidos a una nueva época: Los sistemas
complejos.

Desde la transformación tecnológica, cultural y socioeconómica llamada primera
Revolución Industrial, iniciada a mitad del siglo XVIII, las tecnologías no dejaron de
expandirse exponencialmente. La electricidad, el radio, el automóvil, la aviación, la era
espacial, la energía atómica y el comienzo de la cibernética nos dejaron a las puertas del
siglo XXI, caracterizado por la fusión de tecnologías, con complejidad interactiva e
interacciones inesperadas.

Con el advenimiento de la máquina de vapor, que fue capaz de liberar cantidades de
energía impensables hasta ese momento, nacieron los accidentes industriales, de
transporte ferroviario y marítimo. La Revolución Industrial dio la condición de
posibilidad para convertir las fábricas, los buques y los ferrocarriles en lugares claves
para la ocurrencia de desastres. Y con ella nació también la investigación de accidentes
y los dispositivos de defensa o barreras en profundidad, para gestionar el riesgo,
entendiéndolo como energía que necesita ser contendida, canalizada o detenida.

A medida que avanzó la transformación tecnológica, se fueron desarrollando modelos
de investigación de accidentes que formaron un corpus teórico y práctico que daba
respuestas a los nuevos dilemas de la gestión de los riesgos. Hoy estamos en la era de
las fábricas inteligentes: la inteligencia artificial, la robótica, la nanotecnología, la
computación cuántica, la biotecnología, la recombinación de ADN, la red internet, los
vehículos autónomos, entre otros, representan nuestro presente, y es a los nuevos
riesgos que ellos conllevan que la investigación de accidentes debe dar respuestas. El
software está cambiando las causas de los accidentes y las personas que operan estos
sistemas tienen un trabajo mucho más difícil que simplemente seguir procedimientos
predefinidos. Ya no podemos separar eficazmente el diseño de ingeniería de los factores
humanos y del sistema social y organizativo en el que se diseñan y operan nuestros
sistemas

La clásica representación de la relación entre ser humano, máquina y medio ambiente
deja de ser capaz de dar cuenta de novedosas y sorprendentes intersecciones, en las que
las interacciones inesperadas parecen ser la regla y no la excepción. En la actualidad el
desafío no es solo prever los fallos de componentes que nos puedan llevar a una
catástrofe, sino los “accidentes normales”. Perrow denomina “normal” a este tipo de
accidente porque es el “(…) producto de las propiedades del sistema y no de los errores
que los propietarios, los diseñadores y los operadores cometen en el ejercicio de sus
funciones”.

El pequeño lugar sede del riesgo, como la fábrica, el buque o ferrocarril, que
concentraba unas pocas personas en un área restringida, ha hecho un salto de escala no
solo geográfico sino también temporal: hoy un accidente puede afectar a personas que
residen kilómetros del lugar de ocurrencia o que todavía no nacieron. El accidente
nuclear de Chernóbil, ocurrido el 26 de junio de 1986, involucró a innumerables
víctimas fatales y otras tantas con consecuencias gravísimas. La nube radioactiva se
expandió desde la ex Unión Soviética hacia los países escandinavos, luego Alemania,
Polonia, Austria, Suiza, Norte de Italia, ex Yugoslavia, Grecia y Rumania. Un desastre
de escala planetaria: la radioactividad emanada en Chernóbil convivirá en nuestro
mundo por más de 250.000 años.

En la primera Revolución Industrial las víctimas eran los operarios de las fábricas. En la
actualidad, la escala de víctimas puede alcanzar a personas sin ninguna relación con la
industria que provocó el accidente, ni con los pueblos y ciudades donde radican estas
industrias. Tal es el caso de Chernóbil pero también del escape de gas isocianato de
metilo en Bophal, India, 1984; o del accidente nuclear en Fukushima, Japón, 2011; aquí
las víctimas también son embriones en gestación, niños con enfermedades por la
exposición a la energía liberada en estas catástrofes como también la exposición a
productos químicos tóxicos, sustancia residuales, contaminantes de plantas industriales
y las que se acumulan en organismos vivos a medidas que ascienden en la cadena
trófica (como pudo ser la pandemia del coronavirus). En resumen: consecuencias
transgeneracionales y de escala planetaria. Este salto de escala es referido como la era
del Tecnoceno, “la época en la que, a través de poner en marcha tecnologías de alta
complejidad y de riesgo, dejamos huellas en el mundo que exponen completamente no
solo a las poblaciones de hoy, sino a las generaciones futuras en los próximos cientos de
miles de años” (Flavia Costa, 2020). Por todo ello ya no alcanzan las explicaciones por
el fallo único de un operario de primera línea o del operario dueño del proceso de

producción, como tampoco modelos simples y lineales como el árbol de causas. Es por
eso que los modelos de análisis sistémico y la categoría de accidente normal o
sistémico, son marcos teóricos válidos para entender, explicar, describir accidentes
mayores en cualquier industria, como también investigar eventos excepcionales2 de
escala planetaria, como la pandemia del coronavirus.

El análisis sistémico se aleja de las primeras explicaciones a un accidente por causa de
fallos únicos (errores de operarios, diseñadores o fallo mecánico) o de un árbol de
fallos. En los sistemas complejos el accidente es producto del diseño y es intrínseco al
sistema, por ello resulta necesario describir el sistema, como actúa y cuáles son sus
condiciones de posibilidad para que el accidente ocurra. Por otro lado, este tipo de
análisis se aleja de la idea de buscar y descubrir “causas de accidentes”, un término
heredado de informes judiciales o vinculado al resarcimiento económico, y por ende, si
el foco está en enumerar causas, la segunda pregunta será “quién fue el causante”, y la
respuesta exclusivamente girarán en torno a eliminar las causas (modelo lineal) y
castigar al responsable (modelo judicial). El modelo sistémico se aleja del concepto de
causas y lo reemplaza por condiciones o factores, los cuales todos son necesarios para la
ocurrencia del accidente, pero ninguna por si solo lo puede provocar.

Los análisis basados en el modelo sistémico describen el sistema y, a partir de allí, las
condiciones de posibilidad de los accidentes. En tales análisis no se busca encontrar
causas o perseguir responsables, sino identificar los factores estructurales y latentes que
expliquen los factores desencadenantes. Para el modelo sistémico, el accidente es una
señal para que actuemos sobre el sistema. El resultado final del análisis sistémico
consiste en producir un informe con recomendaciones dirigidas a organismos
relevantes, entes normativos y Estados para incidir en sus políticas; es decir, sobre los
actores que están en la mejor posición para producir cambios estructurales. Los
resultados de la investigación de accidentes en sentido sistémico se proponen incidir
sobre los agentes que tienen el poder de guiar un cambio en el sistema, ya que son
también poderes fuertes los que crean las condiciones de posibilidad para que en el
sistema se desencadenen catástrofes.

Juntas Estatales de seguridad e investigación de accidentes, ampliaron su campo de acción más
allá del transporte, hacia el análisis de accidentes en otras industrias como también a eventos
excepcionales, como lo es la actual pandemia del Coronavirus. Tres países están conduciendo una
investigación sobre la gestión de la crisis durante el periodo pandémico: Países Bajos, Finlandia y
Argentina.

Hemos construido gran parte de nuestra vida en el planeta en torno a sistemas
complejos y tecnologías de alto riesgo, algunas imposibles de desechar, al menos en el
mediano plazo. Es por ello que se hace necesario dar inicio a un “Laboratorio de investigación en
sistemas complejos”: Un espacio para estudiar, investigar, desarrollar conocimientos y
herramientas para responder a los desafíos actuales a los cuales se enfrenta la gestión de
los riesgos. Los accidentes son señales que recibimos para el futuro. Signos inequívocos que nos
advierten: que debemos actuar. El “Laboratorio de investigación en sistemas complejos”
es la posibilidad de habitar un mundo más seguro.

Noticias desde el Frente

Noticias desde el Frente

800 553 Pyramides RA

Transitamos la Pandemia. En medio de la opacidad que la vorágine de contenidos, pulseadas
políticas, operaciones de comunicación, información científica y seudocientífica, competencias
entre las organizaciones farmacéuticas y sus agentes, intereses geopolíticos de todos partes, y
las imágenes del sufrimiento alternadas con las de los que creen ya lo superaron; es llamativa
la dificultad para asumir plenamente que la Pandemia que estamos viviendo representa un
acontecimiento único, global, gravísimo, nunca antes sufrido por la humanidad de esta manera.
Esto se nota en la mayoría de los niveles y tipos de culturas, en las expresiones de los
pensadores y mensajeros cotidianos y en las conductas de las sociedades en general. Si bien las
comparaciones con otros acontecimientos pasados se hacen todo el tiempo, tal vez se pierde
de vista que las cifras usadas para realizar estas analogías tienen marcadas diferencias de
escala, que las invalidan al usarlas como sentencias cambiantes de este aquelarre vivencial.

Ayudaría para el futuro aceptar y analizar las múltiples carencias, crecientes y progresivas en la
respuesta, la caducidad de los modelos geopolíticos y lo inútil y efímero de planes pobremente
diseñados, no difundidos ni practicados. También es notable la falta de anticipación de aquellos
que por tener mayores y tal vez mejores recursos podríamos suponer cuentan con ventajas
para hacerlo, salvo algunas expresiones vacías de contenido y con rasgos apocalípticos. Son
habituales organizadores, inversores y concurrentes de numerosas reuniones y conferencias
con encomiables esfuerzos de producción. Actos cada vez más sociales, pero menos efectivas
para la resolución de temas tan amenazadores y postergados como el calentamiento global, la
ecología degradada, el hambre y las polémicas de ideologías políticas que se precian de
intentar curar la desigualdad y no solo no lo logran, sino que la empeoran.

Queremos expresar claramente que la situación global en relación a la Pandemia Covid-19 es
aún gravísima. Mientras añoramos las imágenes de estadios deportivos o plazas llenas de
gente, las playas colmadas, y multitudes comiendo en los barcitos que tanto nos gustan en
otras latitudes, coexisten en el planeta bolsones poblacionales extensos en fase de alarma
epidemiológica, viviendo con distintos matices nuestra realidad actual. Por esto el problema no
está solucionado, y aquella tranquilidad será inestable mientras haya reservorios donde el
virus muta y desafía la solución las vacunas. Frente a todo esto, se brindan cifras que son
verdades parciales, por ejemplo de camas ocupadas de Terapia Intensiva en determinada
jurisdicción, dejando fuera de las cuentas las ocupadas por pacientes no Covid, o sumando
camas plantadas en cualquier lugar y atendidos por personal reconvertido rápidamente para tal
función y así aumentar el denominador, diluir el porcentaje de ocupación y disimular la
saturación que es evidente hace bastante tiempo ya.

Esta breve introducción nos dispara múltiples planteos, debates y controversias, algunas con
las características de dilemas Shakesperianos sin solución simple. Nos comprometemos a
retomarlas en otra comunicación y en el debate del próximo conversatorio.

La Pandemia se ha simbolizado como una guerra para combatir el virus, y como toda guerra
implica múltiples frentes y batallas que se van librando de modo sincrónico, asincrónico,
secuencial o simultáneo. Nos referiremos en esta oportunidad uno de los frentes
fundamentales de esta batalla: la atención y la relación con los pacientes, los que creen estar
enfermos, contagiados o en vías de estarlo, sus parientes, los miedos, la incertidumbre y la
esperanza de que esta combinación de angustia e incertidumbre termine de una vez.

Es la que están dando todos los integrantes del equipo de salud. Enfermeras, administrativos,
kinesiólogos, camilleros, radiólogos, laboratoristas, médicos de distintas especialidades,
nutricionistas, el personal de limpieza, operadores de radio y teléfono, trabajadores sociales
distribuidos en distintos modelos de organización. Ellos vienen peleando ya hace 18 meses, con
distintas intensidades, siempre sometidos a la tensión, la responsabilidad y los riesgos.

Querido lector, las noticias desde el frente son preocupantes. No mencionaremos cifras, ni
tablas. No sentenciaremos ni nos creemos iluminados, y lejos estamos de opinar livianamente
planteando soluciones mágicas de manera irresponsable. Nos referiremos a cinco puntos. No
son los únicos, ni afirmamos que son los más importantes. Son expresiones volcadas
permanentemente por los “combatientes” en los chats, redes sociales, foros específicos,
reuniones de coordinación, desayunos y cafés. Integrantes con distinto rol de los equipos
actuantes en tan prolongada, agotadora, trascendente y desigual pelea. Las disciplinas con que
los factores humanos proponen ocuparse del desempeño reconociendo, mitigando y
adaptándonos al contexto que nos toque actuar como el cansancio, el estrés persistente, que
representan las limitaciones de nuestra performance, serán los puntos de observación de este
pequeño ensayo.

Es nuestra intención poner en negritas y mayúsculas el reconocimiento inmenso que se
merecen aquellos que están peleando de verdad esta batalla, empatizando con sus expresiones
y promoviendo una visión de los hechos de nuevo, más humana.

Ahí vamos.

Duración y persistencia del Evento.

La planificación para eventos críticos mayores suele ser un punto vulnerable para los
responsables en dar la respuesta correspondiente. La falta de recursos, la inadecuada
formación, ignorancia o postergación de estos temas por razones de vigencia, presupuesto o
visibilidad política son escollos difíciles de sortear tanto en la preparación como en la
respuesta.

Los planes de actuación para este tipo de desastre no suelen contemplar de manera práctica y
aplicable un proceso tan prolongado con tensión persistente sobre el equipo actuante.

Esta larga incertidumbre sobre el final de las operaciones genera efectos compatibles con el
estrés inescapable y martilla sobre el equilibrio para recomenzar las tareas, cada día. Esto se
constituye como factor determinante y afecta la habilidad de seguir alerta, tomar decisiones y
reevaluarlas a lo largo de una cadena de hechos que no parece terminar. No se trata de asistir
300 traumatizados víctimas de una explosión. Este escenario sería altamente exigente para
cualquier equipo de respuesta, complejo, cansador pero finito, limitado. Los riesgos en la
Pandemia involucran salvajemente al personal tratante, aún vacunados, sin pausa alguna. Esta
percepción del peligro personalizado y persistente es fundamental de la tensión persistente
que soportan.

Desigualdad de esfuerzos

Los servicios de Cuidados Críticos, de Emergencias, de Atención Domiciliaria y Telefónica están
soportando el mayor peso de esta larga operación. Con instituciones médicas fueron
reconvertidas en Unidades de Febriles y Emergencias por un lado y el resto de los servicios, que
intermitentemente se cierran y se abren a la atención, por el otro.

Esta separación en sectores funcionales distintos y la modificación de vías de acceso y
circulación de los pacientes, son recomendadas en todo el mundo sanitario. Pero comienza a
mostrar las dificultades por su prolongación en el tiempo: efectos deletéreos en el personal, y
la atención de los pacientes. “Cuando las derivaciones provenientes de las áreas de triage y
orientación, o de Unidades de diagnóstico sin posibilidades de asistencia como las Unidades de
Febriles son rechazadas por otros sectores de la misma institución, sin siquiera compartir la
búsqueda de cama la situación parece irreversible”.

“Sentimos que hay dos hospitales, dos fragmentos institucionales, uno altamente involucrado,
y otro acompañando a cuenta gotas.” Si bien el mismo dispositivo que genera la redistribución
determina en parte esta disparidad, esta situación se percibe cada vez más injusta.
Posiblemente se requieren intervenciones precisas, a riesgo de ser disruptivas, que busquen
repartir esos esfuerzos y que esta presión prolongada se distribuya mejor.
Bajas en el personal y formación de nuevos equipos.

Este acontecimiento ha generado muchas más bajas que las previstas en los equipos habituales
de trabajo en el mundo entero. Se multiplican las publicaciones sobre el número de
compañeros muertos, sin soslayar los que han enfermado, evidencias del propio riesgo.
Los equipos deben recomponerse convocando a personas que se conocen menos, no han
compartido experiencia suficiente y carecen de la vivencia diaria con los demás integrantes.
Circulan en Internet múltiples cursos por zoom sobre asistencia respiratoria mecánica
proponiendo una suerte de “reconversión o adaptación” rápida de los profesionales. Nos
preguntamos ¿Cómo se forma el criterio y la experiencia a la hora de decidir, de evaluar y
supervisar en cuidados críticos? ¿Cuántos pacientes reciben esos cuidados en las UTIS
agregadas? ¿Es realmente lo mejor que pudimos haber hecho?

También se han publicado los efectos que producen otras bajas que resultaron vergonzosas: La
adhesión a excepciones por factores de riesgos para la salud argumentando patologías no
mencionadas antes, o exageradas para seguir cumpliendo sus tareas habituales (que siguen
haciendo en los demás centros donde trabajan o sus consultorios particulares). Al estar de
licencia tampoco pueden ser convocados para otras actividades como las salas de derivación,
los sectores de orientación, asesoramiento por telemedicina, seguimiento de los pacientes vía
telefónica que resultarían en un apoyo más activo para la operación general. Esta situación
exacerba el sentimiento de desigualdad mencionado en el punto anterior y deteriora más a los
equipos de trabajo

Los recursos más valiosos y más vulnerables.

En el Manual de instrucción de Factores Humanos de la Organización de Aviación Civil
Internacional se puede leer: “El ser humano es el recurso más rico, adaptable y flexible que
posee el sistema, pero también el más sensible a los cambios y a sus limitaciones.” En nuestro
libro Análisis sistémico de la Pandemia junto con Alejandro Covello enfatizamos en que cuanto
más complejo es un sistema, sus componentes materiales y operadores son más difíciles de
reemplazar de manera inmediata. Autores como Perrow, Reason, Decker y Hollnagel coinciden
en incluir la atención sanitaria dentro de la lista de los sistemas complejos y la respuesta a un
desastre global como la pandemia, aún más.

No están disponibles modelos serios de evaluación de la degradación del desempeño
producidos por la fatiga y el estrés en la capacitación y planificación para tiempos normales,

mucho menos para situaciones como la Pandemia. Algunos que existen en la industria
aeronáutica son cuestionados por no comprender fehacientemente la variabilidad de la
condición humana y carecer de estudios científicos serios que los validen frente al riesgo.

El ámbito de la salud, por distintos motivos, habitualmente subestimó los procesos de desgaste
sicofísica y su influencia en la confiabilidad de sus acciones. Si bien desde hace un año se habla
bastante de la salud mental de la población, de los chicos, los zoom y las clases, la resiliencia, y
el Burn Out, son escasos los planes operativos sanitarios que en el día a día, programan
descansos, lugares adecuados para hacerlos y procedimientos que disminuyen la carga:
briefings, debriefings, información e instrucciones adecuadas, posibilidad de rotar roles, etc.
Justamente la restricción de personal mencionada determina la necesidad de articular estos
procedimientos y gestionar equipos dedicados a observar este importante aspecto, justo
cuando la situación más lo indica. Equipos de sostén capaces de cuidar a los que cuidan un
poco mejor. La preocupación en el corazón de los respondedores es creciente y llaman la
atención medidas extemporáneas como prohibir las licencias de todo tipo, incluidas las de
estrés, en los peores momentos.

Los que dirigen y los que lideran

Los factores humanos y algunas de sus herramientas se van introduciendo lentamente y de
manera parcial en la industria compleja de la Salud. Por lo tanto no son requisitos a tomar en
cuenta de manera objetiva en los caminos de selección de las autoridades de distinto nivel.
Como sucede en otras crisis, las autoridades naturales no siempre responden a la dinámica que
requiere este tipo de cuestiones. Se necesitan modelos de conducción más modernos como el
liderazgo situacional, el grupal, el denominado liderazgo para la creación de sentido. Esto
probablemente coadyuva a la disociación intrainstitucional descripta.

¿Qué siente el personal de cualquier Terapia Intensiva cuando al agregar 4 ventiladores, una
enfermera y un residente que rota en un rincón rescatado de la guardia, sus autoridades
parecen enorgullecerse con el eufemismo del 79,2% de ocupación? ¿Cuántos de ellos
intentaron derivar o internar en una cama de complejidad adecuada en el último mes? ¿Qué
modelo de observación de calidad, de seguridad y hasta de ética se están realizando? Se
escuchará como excusa que la situación lo hace imposible. Esta no es la cuestión, porque una
de las funciones de todas esas autoridades de distinto nivel es gestionar las crisis. Se requiere
ser capaz de poder leer adecuadamente una realidad tan dinámica y actuar de manera
ortodoxa y creativa para ir enfrentando aquellos dilemas que mencionamos en este editorial.

Reflexiones finales.

Creemos que los puntos expuestos son fuentes que alimentan nuestra profunda convicción de
la necesidad de integrar la perspectiva de los factores humanos en la gestión del riesgo y en la
anticipación de este tipo de hecatombes. Sin lugar a duda incorporará concepciones y
herramientas capaces de influir de manera concreta y positiva la actuación intracrisis, y
mitigar sus impactos.

Siempre tomando en cuenta que la excepcionalidad de este evento lo dificulta estamos
convencidos que prepararnos en serio es el mejor camino.

Las autoridades involucradas con responsabilidades de conducción deberían caminar más el
frente de acción con una visión amplia que les permita proponer transformaciones , optimizar
dispositivos, adaptar procedimientos para hacerlos más útiles y modificar la formas de
colaboración de los no tan involucrados dentro de las organizaciones, estar atentos a la
importancia de la programación de un lugar adecuado de descanso y su cumplimiento, y tomar
en cuenta la limitación de los tiempos de servicio. Se trata de un liderazgo más fáctico, capaz
de modificar estructuras estáticas y trabajar para que el impacto de la pandemia sea más
parejo. Recursos como los primeros auxilios sicológicos y la descarga emocional provista por
pares son herramientas disponibles que se están utilizando en múltiples industrias de riesgo,
incluida la salud, de manera exitosa. Deberían implementarse en los planes durante la gestión
del riesgo para poder desplegarlos en los peores momentos de la respuesta. Para protagonizar
estas versiones de liderazgo se requiere probablemente una preparación previa diferente de
los actores y que estas condiciones sea requisito en nuevos caminos de selección de
responsables futuros.

Estimados lectores, esta gran ruptura tumultuosa de la cotidianeidad habitual de la humanidad
nos presenta el desafío para las nuevas perspectivas. Aprender en serio de las lecciones que
tremendo acontecimiento nos ofrece y ver si ante este impacto podemos convencernos de una
buena vez, que la cultura del “sálvese quien pueda” no nos servirá cuando no haya ya hacia
donde escapar.

Simulación Clínica

Simulación Clínica ¿Estrategia didáctica actual?

800 553 Pyramides RA

En nuestras épocas de médicos residentes siempre estaba latente la idea de desarrollar algún trabajo científico original. Cuando lo comentábamos con nuestro Jefe de servicio nos decía “busquen publicaciones en los referentes clásicos, puede haber antecedentes sobre el tema”. En general siempre había registros que claramente ponían en duda la presunta originalidad, casi todos los desarrollos encontrados se basaban en presentaciones anteriores similares.

Conversando con mi hijo sobre el tema, me refería conceptos que se manejan en el mundo de la Arquitectura que perfectamente se pueden incorporar a nuestro pensar en el equipo de salud. «Lo que sabemos hoy, lo que inventamos hoy, tomó como material lo que se supo ayer, lo que se inventó ayer. Todo proceso de creación de algo requiere algún tipo de material de base. En el caso de las ideas y los conceptos, esos materiales son otras ideas y conceptos, experiencias previas, datos relevados, información, análisis, etc. A raíz de esto, nada es del todo “original”, todo tiene algún tipo de antecedente de donde proviene, de donde se nutre”.

En general decimos que la Simulación es “la estrategia didáctica actual”, pero no como algo original, sino como alternativa pensando en las dificultades para cumplimentar el entrenamiento en la realidad, junto al paciente, sobre un avión ó merced a un misil. Hace unos días un compañero de Pyramides, el Dr. Guillermo Cubelli me acercó esta información que considera referencial para comenzar este relato.

“Simulación para la salud desde siglo XVIII, la máquina para simular partos de Madame Coudray”.

En 1759, un carruaje tirado por caballos recorría toda Francia, a bordo una mujer encargada de luchar contra la despoblación del país. En ese tiempo, una de cada diez mujeres embarazadas, perdían la vida en el momento de dar a luz. Angelique Marguerite le Boursier su Coudray, nacida en una familia de médicos, había completado su formación académica en 1740 y ejercido de partera durante 16 años. En 1754 regresó a su Auvernia natal para impartir cursos a las matronas del lugar. Para hacer prácticos los cursos, inventó un maniquí de madera, cartón, tela y algodón, que reproducía a tamaño natural la pelvis de una mujer.

El Rey Luis XV le concedió en 1759 un diploma, una pensión y le encomendó la tarea de enseñar pueblo por pueblo, sobre como minimizar los riesgos de un parto. Recorrió durante 25 años, 40 ciudades y zonas rurales de Francia, explicando todo lo que aún se desconocía sobre el embarazo y el parto, ella salvo miles de vidas, gracias a sus conocimientos y al útero de trapo del que se valía para instruir a las Mujeres. Fue autora del «Abrege de l’Art des Accouchements». (Compendio del Arte de dar a luz), sobre la importancia de la higiene y los cuidados al recién nacido y la madre. «LA MAQUINA». Como la bautizaron, corresponde a la pelvis de una Mujer con un niño a tamaño real en su interior, el que se podía sacar para demostraciones, también tuvo variaciones, como la de gemelos en el útero. Estaba hecha de lana y cuero color rosa, tratando de imitar la anatomía de la mujer. La conocimos parcialmente durante una conferencia de Augusto Scalabrini Neto en nuestro Hospital. Esto nos demuestra que es clave entender que se construye sobre lo que ya existe en la historia. El avance tecnológico y modernos modelos pedagógicos han permitido avanzar con la simulación y lograr impacto en la formación de los equipos. No tengo dudas que Madame Coudray hubiera disfrutado al máximo los actuales simuladores de parto de alta fidelidad.

Las referencias a la historia de la simulación como herramienta de cambio en el entrenamiento del equipo de salud, comienzan con la presentación en septiembre de 1960 de la muñeca diseñada por Asmund Laerdal en colaboración con Peter Safar y Bjorn Lind, llamada Resusci Anne. En 1969 se crea en la Universidad Southern de California (Abrahamson y colab.) el primer simulador de anestesia. En 1986 se desarrolla en las Universidades de Stanford y Florida (Gaba) un simulador a escala real.
En 1990 se presenta la simulación con maniquíes con avances tecnológicos. Cuando se habla de paciente estandarizado o simulado se debe hacer referencia a los conocidos “moulages” de cursos americanos como el ATLS y ACLS entre otros y en nuestro medio del curso MIATRA, también de la década del 90 hasta la actualidad.

Se cuenta que en la aviación todo comenzó en 1930 con un médico español que simulaba el habitáculo de un avión con una silla para evaluar la agudeza visual y la rapidez de las decisiones al seguir un haz de luz. El camino prosiguió con la carrera espacial y hoy un piloto es habilitado a una aeronave realizando su formación en un simulador 4D. Mas difícil de domar que el avión mismo, les aseguro. Newton decía “Si he visto más lejos, es poniéndome sobre los hombros de gigantes”. La simulación de la realidad ha ido escalando como metodología en muchas industrias y organizaciones complejas. La aviación, la industria militar, la geopolítica, la medicina y hasta el mundo de las finanzas entrena hoy con modelos simulados. ¿pero, qué marca la diferencia, qué hace que se saque mayor provecho a estos intentos de enfrentar a sujetos y equipos a situaciones cuasi reales?

Las diferentes herramientas de los factores humanos, como modelos de comunicación, determinación del ritmo y profundidad de las diferentes acciones y su evaluación y seguimiento, la práctica de tareas en equipo, y la incorporación de las limitaciones humanas han visto incrementada su importancia en la obtención de los mejores productos, al punto que hoy requieren una observación al menos parcial en algunos modelos y con sesiones específicas de estos temas en otras como la aviación y la seguridad militar.
El conocimiento de estas metodologías hacen mas verosímiles las sesiones de realidad simulada y por ende las acercan aún mas a su objetivo final que es sin duda entrenar para hechos de la vida real.

En conclusión, el proceso de crear en un amplio espectro es complejo y está atravesado por la realidad en la que se inserta. Lo que a uno le resulta original lo es porque se diferencia de lo que lo rodea, no porque tenga un origen diferente a las demás cosas y no algo independiente y abstracto, propiedad exclusiva de los genios.

Iceberg Doliente

Un Iceberg Doliente

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Un iceberg doliente

Hay conceptos que definen atributos, otros en cambio, carencias. Entre estos últimos los de víctima
y vulnerable, que además se retroalimentan. Con frecuencia cuesta reconocerlas y abordarlas
porque ambas se asocian con temores, vergüenza e ignorancia en diversas proporciones. La trama
que los cubre es tan opaca y resulta tan hiriente mirarlas de frente, que quienes las padecen se
encuentran -como titula UNICEF- «Ocultos a plena luz». Aún sin saber que lo son, las victimas
vulnerables se sienten invisibles, y la ceguera de la comunidad de la que ¿forman parte? no hace
otra cosa más que confirmárselos.

Existe un recorrido individual que no comienza hasta que la víctima se percibe como tal, y otro
colectivo que tampoco comienza mientras la conciencia social se mantiene insensible a ellas. Y es
sabido que -para quien puede elegir- es siempre más confortable ser conservador, posición que suele
aliarse y alinearse con tradiciones, factores culturales, de poder, sectores privilegiados, y hasta
religiones.

Afortunadamente la historia proporciona ejemplos de evolución, como en relación a la esclavitud,
sistemas de castas, segregaciones raciales, por orientación sexual, y tantas otras, que habilitan sentir
que concebir utopías no es sinónimo de insania. Esto no conduce a ignorar que los mecanismos que
refuerzan muchas desigualdades son cada vez más sofisticados y potentes, pero podemos reconocer
que también evolucionaron los instrumentos de cambio. Éste es uno de ellos.

Con pocas excepciones, la agenda pública se orienta hacia los intereses de quienes ya están
incluidos dentro del proceso económico que financia, directa o indirectamente, los costos de
instalarla y divulgarla. Y algunos actores cuentan -por sí solos-, con poder suficiente para
imponerla. Los excluidos solo son visibles si forman parte de un hecho tan conmovedor (o
aberrante), que pueda transformarse en una noticia capaz de atraer una audiencia tal, que permita
retribuir el espacio que se le concede.

Cuando nos aproximamos a estas realidades con una mirada humanista, la agudeza que
proporcionan los FFHH opera como un microscopio formidable, y allí donde solo se tenía una
impresión general comienzan a revelarse intersticios, tabiques, quistes, microbios, membranas,
malformaciones y hasta neoplasias. Resultan obvias las analogías respecto a las estructuras y
procesos que son objeto de análisis de los FFHH, el ojo entrenado en ella podrá identificarlas e
interpretar cómo operan, sus causas y sus efectos, cualquiera sea la escala (supranacional,
jurisdiccional, organizacional, grupal, tribal, familiar).

Quiero proponerles enfocar esa lente en el derrotero que atraviesan las victimas cuya edad y/o
género son determinantes centrales de su vulnerabilidad, aún sabiendo que ésta con frecuencia se
acompaña de condicionantes y carencias adicionales que la potencian. Aunque en gran parte del
mundo las ofensas a estas víctimas están reconocidas, e incluso legisladas como agravantes de
delitos tipificados (entre ellos nuestro país afortunadamente), las desigualdades de hecho -como las
define la Convención de Pará- registran pobrísimos avances, cuando los hay.

En noviembre 2019 se publicó el 2o Estudio de Necesidades Jurídicas Insatisfechas, como parte del
Proyecto PNUD ARG/16/022 “Promoviendo los Objetivos de Desarrollo Sostenible a través del
Acceso a la Justicia de Personas en Situación de Vulnerabilidad”, con un diseño descriptivo
observacional que apenas atraviesa la superficie del problema objeto de análisis, pese a que
participaron de él la Facultad de Derecho de la UBA y una Subsecretaria de Acceso a la Justicia
nacional.

En el fondo, gran parte del abismo entre las previsiones legales y la realidad encuentra explicación
en «inhabilidades» no técnicas de nuestras instituciones. Públicas o no, sanitarias, judiciales, de
seguridad, educativas, culturales, organismos de protección, e instancias creadas para la promoción
de derechos. A poco de comenzar a investigar con algo mas de profundidad en todos los ámbitos,
sorprende un factor común: sin importar su profesión y/o nivel de formación, los «operadores» no se
sienten instrumentados y reconocen desconocimiento. Cuando existen protocolos, están concebidos
como deslinde de responsabilidades, y son muy extendidos los temores respecto a las

responsabilidades inherentes a intervenir entre quienes se esperaría algún rol en la detección o
acompañamiento de las víctimas. Por último debe reconocerse que, por su naturaleza, muchos de
éstos injustos están impregnados de clandestinidad, secreto y silencio, lo que explica y coopera con
la carencia de estadísticas confiables y la dificultad para profundizar el conocimiento sobre ellas.
En cualquier ranking bienestar, el lugar de nuestro país no es digno de orgullo. Aún cuando la
confección de éstos índices suelen adolecer de reduccionismos econométricos que los relativizan, y
son pasibles de muchas objeciones que exceden mi capacidad de análisis, lo cierto es que reflejan
aspectos que son motivo de genuina vergüenza, inobjetablemente. Por caso, salvo puntuales y muy
honrosas excepciones, históricamente la inversión per cápita de nuestro país en concepto de salud
ha sido escandalosamente desproporcionada con los resultados sanitarios. Dicho de otra manera,
muchas de nuestras falencias en la materia responden a causas que tienen más que ver con la
manera en que se gestionan los recursos asignados, que con la cuantía de ellos.

La experiencia de las víctimas vulnerables puede llegar a ser tan abrumadora, y resulta tan claro que
solo vemos la ínfima porción emergida de ese enorme iceberg, que sólo parece ganar espacio en la
agenda porque su magnitud es sobrecogedora. Y los ejemplos de la ineficacia de los procesos que
rigen la respuesta a ellas se reiteran tanto, que parecen comenzar a despertar una demanda social
cada vez más intensa, un llamado potente y una gran oportunidad para comenzar a recuperar el
orgullo por la comunidad a la que pertenecemos.

En agosto de 1963 Martin Luther King Jr. lideraba un movimiento cuyas reivindicaciones provenían
de una realidad cínicamente injusta, que además estaba atravesada por un odio profundo. Quizá
esta cruel combinación contribuyó a incrementar la visibilidad de la lucha y de quienes la
representaban, pero sus palabras a la multitud sobrevivirán generaciones porque ofreció una mirada
esperanzadora: tengo un sueño. Mientras lo describía, su discurso iba volcando contenido
reparador a la grieta interracial, en lugar de ceder a la tentación de ensancharla arengando su
facción. Sin la pretensión apropiarme de ellas, las palabras de Martin Luther King resultan
inspiradoras al considerar el desafío de investigar los procesos que recorren las victimas vulnerables
por su edad y/o género, acompañar su develamiento, diseñar y proponer soluciones, cooperar a su
implementación y concebir cómo evaluarlas.

La esperanza es creadora. Mas de medio siglo después sabemos que el sueño de aquel discurso no
se materializó por completo. Pero las utopías no se persiguen con la expectativa de alcanzarlas,
sino para que la realidad que nos tocó mejore con nuestro transcurso por ella. Trascendemos en
idéntica medida y sentido que transformamos nuestra vida, la de aquellos con quienes nos tocó
compartirla, y la de aquellos que están a nuestro alcance. Sabemos que nuestra vida transcurre en
un pequeño fragmento entre 2 eternidades, hubo un infinito antes de nacer y habrá otro después de
morir, pero resulta fascinante el desafío de ser agentes de cambio de ese fragmento.
Lo que nos define es lo que intentamos, no lo que logramos.

Hoy, que ser exitosos es casi un mandato de época, esta perspectiva muy probablemente resulte
contracultural. Significa contradecir esa norma no escrita del formato hollywoodense: en el
desenlace todo debe quedar resuelto, y el espectador debe llevarse la sensación la historia terminó
allí, y permanecerá inmutable. Significa optar por el formato de la búsqueda permanente, aún
sabiendo que jamás terminará.

Un destino reservado «para quien no deja atrás lo que soñaba» como recita el bellísimo tema Luz, de
Ciro y los persas.

Humanidad Incompleta

La Humanización Incompleta

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¡Hola!

Comenzamos un nuevo “viejo” año y Pyramides RA iniciará su actividad la semana próxima con
su primer Conversatorio virtual de temas de actualidad, vinculada en este caso con “La
comunicación en tiempos de crisis”. Ya irán recibiendo la información de nuestros proyectos
paulatinamente. Esperamos contar con ustedes en cada actividad y abiertos a las sugerencias
que pudieran surgir.

Este año pensamos brindarles una editorial, seguramente de aparición mensual, que escribirá
algún miembro de este equipo de trabajo, sobre realidades vigentes o sobre las cuales
consideramos necesario expresarnos.

Los saludo con un abrazo fuerte

Marcelo Muro.

LA HUMANIZACION INCOMPLETA

Muchas veces me han preguntado sobre el significado de los factores humanos.
Habitualmente intento aclarar que es una multidisciplina, que no se agota en la visión habitual
de estudio del manejo de los recursos humanos, que no se ajusta solamente a los objetivos
del coaching, que la sicología del comportamiento representa solo un capítulo, y que las
teorías de la calidad, la ética en sus distintas versiones, o la seguridad del paciente, contienen
algunos conceptos pero no se logra solo con ellos la integración que esta perspectiva requiere.

Creo que algo similar nos pasa con la humanización.

Al igual que las inundaciones nos obligan a visualizar en carne propia realidades coexistentes y
que percibimos como alejadas y como he mencionado en alguna charla de organización para
desastres, “ las inundaciones nos ponen la basura sobre la mesa, la calamidad mil veces
detenida justo fuera de los umbrales mismos de nuestra atención, que por el tiempo que dura
el fenómeno, al menos, nos exige resolver el problema en gimnasios, escuelas y otros lugares
de evacuación”; la pandemia que estamos transitando parece exponer salvajemente como
desastre global y simultáneo, lo mejor y lo peor que nuestra especie humana puede ofrecer.

Escuchamos múltiples expresiones de sorpresa, azoradas e hipercríticas, ante tremendo
festival bizarro que por momentos parece contradictorio, cambalachesco, urdido en el
imaginado aquelarre de entes malintencionados que solo contienen el mal, lo negativo, las
voces mediáticas de toda bandera e idioma que en un 70 por ciento transmiten conceptos de
dudosa existencia, que pregonan y levantan la plegaria de la humanización.

No pretendo en estas breves reflexiones profundizar en el vasto mundo que la literatura de
todo tipo le ha brindado a tamaño tema.

Niranjan Kissoon en su artículo Bench-to-bedside review: Humanism in pediatric critical care
medicine sintetiza parte de ello.

“La palabra «humanismo» tiene varios significados. En su sentido más amplio, el humanismo es
‘un sistema de pensamiento que define una doctrina sociopolítica cuyos vínculos superan los
de las culturas desarrolladas localmente, para incluir a toda la humanidad y todas las
cuestiones comunes a los seres humanos’. El humanismo cultural es la tradición racional y
empírica que ahora constituye una parte básica del enfoque occidental de la ciencia, la teoría
política, la ética y el derecho. El humanismo moderno también llamado ético es una filosofía
naturalista que rechaza todo sobrenaturalismo y se basa principalmente en la razón y la
ciencia, la democracia y la compasión humana».

Y agrega “El humanismo no se puede legislar, se debe inculcar en la cultura. Fomentar el
humanismo nos exige no solo predicar con el ejemplo, sino también enseñar estas
dimensiones”.

Por otra parte Branch señaló que las organizaciones han pedido repetidamente un mayor
énfasis en las dimensiones humanísticas de la educación médica por ejemplo. Sin embargo,
aunque generalmente se asume que los estudiantes de medicina y los residentes aprenden el
humanismo a través de la enseñanza formal y la observación de los médicos de la facultad
como modelos a seguir, hay poca evidencia que respalde la efectividad del modelo de roles de
la facultad como se practica actualmente.

Finalmente la Dra. Edith Eger, profesora de sicología en la Universidad de California, rebela en
su obra “En Auschwitz no había Prozac,” que aunque las historias que vivimos sean diferentes,
muchos nos vemos atrapados por nuestros pensamientos, nuestras creencias determinan
cómo nos sentimos, qué hacemos y qué consideramos posible. Y relata que si bien “estas
creencias que nos encorsetan aparecen y nos afectan a cada uno de manera diferente, hay
cárceles mentales que contribuyen al sufrimiento.”

Lo que me impresiona importante expresar aquí es que la simplificación y tergiversación, a
veces deliberada del concepto de” lo humano” como ser y sus atributos, no nos ayuda
prospectivamente. Es fundamental comprender esta existencia y sus producidos en sus
distintas culturas de origen, sus historias sociales, sus procesos históricos que conducen al
camino de la interpretación tal vez más acertada de los presentes y fundamentalmente en qué
contexto les toca actuar. No todo es universable, ni generalizable, permítaseme estas
expresiones. Ya que el ser humano también contiene en sus actos individuales y colectivos
muchas de las condiciones que parecen sorprendernos, desalentarnos, y desindentificarnos
con lo cual la incertidumbre propia de un acontecimiento tan grave se profundiza.

Me impresiona un verdadero sesgo socio cognitivo: seguir sin reconocer que el error , los
egoísmos, la ausencia de comportamientos solidarios, la fatiga y otras limitaciones, la gama de
conductas del “sálvese quien pueda”, o las variaciones individuales son parte de lo esperable
en situaciones de crisis tan profunda, cuando en realidad también lo son en situaciones
normales ya que como menciona la Dra. Eger integran la estructura íntima del ser.

Y entonces, ante tal sesgo parece que todo será peor de lo esperado. Porque tal vez el error es
¿Qué esperamos? La incertidumbre se hace eterna y los escalones para subir y salir de ella no
aparecen como firmes y la potenciada y real caída de todos los modelos que en distintos
lugares del mundo prometieron solucionar con distintas ideologías los problemas de hombres ,
mujeres , niñas y niños han quedado desnudos ante tan inexacta e imprecisa expectativa.

Es interesante observar cómo se refieren con una superficialidad alarmante, por ejemplo a
procesos como el de la resiliencia. Con la pretensión de hacerlo más accesible y manejable, se
simplifica un proceso de manera tal que genera que aquel que no se sube al tren de la
resiliencia se sienta casi disminuido, porque no la entiende, no la siente ó todavía no es el
momento en su situación en que pueda notar cómo y de qué manera puede beneficiarlo.

Lidiar con esta realidad, donde coexisten los altos y los bajos, el vaso medio lleno y el vaso
medio vacío , lo mejor y lo peor esperable de nuestra especie, representa la humanización en
sentido completo y será así un poco más fácil delinear y ver por donde dar nuestro próximos
pasos y cuándo estamos realmente en condiciones de hacerlo. La ablación iterativa de lo
humano solo lleva a procesos generalmente efímeros o de proyección incierta.

Finalmente me despido de ustedes con la esperanza de que esta pequeña reflexión ayude a
interpretar y a conocer un poco más la perspectiva que plantea el estudio de los Factores
Humanos.

¡Hasta la próxima!